Boca RG y Defensores de la Ribera, solo llegaron a disputar veintisiete minutos de juego de la primera parte, momento en que Damián Salinas vio roja directa y fue la excusa perfecta, pensada y orquestada a la perfección, para que todo el “canario” se uniera en una protesta sin sentido, y su arquero suplente Nahuel Huenchelef, agrediera con golpes de puños y patadas a cualquier ser humano que tuviera divisa xeneize. Una batahola generalizada de todos contra todos ante la mirada de un árbitro, que cuando se calmaron los ánimos determinó la suspensión de un partido que le quedó exageradamente grande.
Fotos: La Quimera y Tiempo Sur. Texto: Alfredo Galvez
ACA PODES MIRAR LOS INCIDENTES
Video 1
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Video 2
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Video 3
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video 4
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Video 5
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Quince minutos faltan para la hora trece, horario estipulado para el encuentro revancha, del que hace siete días, en Gaiman, Boca triunfara por dos a uno. La expectativa es mucha, dado que el rival del xeneize tiene pergaminos de “agrandarse” en tierras ajenas, pero a su vez Boca tiene el “plus” de haber ganado hasta aquí todo lo que jugó en esta cancha. Mucho, muchísimo público se ha dado sita en el Defensores de Carmen. El día como un homenaje al hincha, se luce como pocas veces. Ambos equipos hace rato que hacen trabajos de “puesta a punto”. El reloj pregona que ya es tiempo de sacar “pecheras” y poner casacas de juego. Boca se retira, la visita sigue precalentando. Los minutos pasan y la terna arbitral de Caleta Olivia, encabezada por Juan Carlos Díaz, pelota en mano, hace su ingreso. Eduardo Martínez, siguiendo sus pasos encabeza la fila india que es recibida estruendosamente con papeles, bocinas y fuegos artificiales en elocuente manifestación de algarabía, presagio una fiesta… Mientras los medios gráficos gastan pilas en sus máquinas fotográficas con el once local y los árbitros, los muchachos de Rawson, siguen de “pecheras” cómodamente a la espera de que alguien los invite a participar del juego… Esta historia ya la viví hace siete días, casi un calco. Por fin y para alegría de todos se retiran y vuelven, no sin antes darle un “toque” más de…¿¿suspenso???, bueno… demorarse un poquitín más…Total. Pitazo del caletense, y la caprichosa ya rueda por el sintético. Como al menos Don Rapalín había anunciado la noche anterior en el programa radial “No te vayas Campeón” Boca sale presto a pararse en campo rival. Las primeras acciones lo tienen como protagonista a Lucas Ceballos que se vuelca por izquierda a espaldas de Guzmán, que se descoloca, porque su marca era Espeche. José Manuel Quiroga, va como un “ocho” clásico, al menos en teoría, porque ya empieza a buscar por la banda derecha en ataque para tratar por momentos de formar un tridente ofensivo. El canario quiere sorprender de contra y le tira la pelota a Jones y Matías no le esquiva el bulto ni mucho menos, de sus pies nacen pelotazos cruzados para que por derecha busque a Eduardo González y por izquierda al movedizo Maxi Videla que al igual que la segunda parte allá en Gaiman no tiene posición fija. Olguín, Cabral y el “Carly” Muñoz sacan generalmente de cabeza, cualquier intento visitante y a Martínez le llegan solo disparos desde lejos que sin esfuerzo alguno contiene. Por dentro la cosa no venía tan mal, pero ya era evidente y notorio, que los bancos tenían su partido aparte. La visita calentaba el ambiente, insultos tras insultos de una punta a la otra, requerían atención de don Díaz pero este las ignoraba por completo. Lucas Ceballos, es casi la primer “victima” de un acto, tan desleal como criminal por la pierna dejada con saña, para que se estampe en el rostro del ocho xeneize, ante la atónita mirada de todo el mundo. Un botón basta de muestra, dicen por ahí y eso solo era el anticipo de lo que vendría. Boca intentaba abrir el marcador, Lucas Fernández, internado en el área, peina hacia atrás de cabeza, y encuentra a un atento Méndez que evita el grito de gol. Ceballos desde no menos de veinticinco metros en línea recta, sacude de derecha para que nuevamente Cristian se luzca ante el público local. Boca era más, ocho tiros de esquina en su favor contra ninguno de la vista hablaban por si solos. Quiroga por derecha, cerca del banderín del corner intenta venderle una fantasía a su marcador Salinas y Damián le responde con una trompada a un metro del asistente, que automáticamente levanta su bandera reclamando a Don Díaz, mientras que José Manuel yace golpeado en el suelo. La roja directa no se hace esperar, y hasta ese momento era la sanción más sensata del partido. Los canarios se van en “patota” contra el asistente y el árbitro a reclamar… a reclamar… a reclamar…Ni idea que reclaman!!! Si ni siquiera tiene sentido que estén ahí. Setenta metros, ni más ni menos son los que separan el lugar del hecho con el banco de suplentes de Defensores de la Rivera, desde allí sale disparado Manuel Huenchelef, arquero suplente del visitante, grandote, enorme físicamente. Rauda carrera para llegar y su arribo viene acompañado de insultos y golpes por doquier el que se arrima, “cobra” y ya que estamos...piensa el resto... y los golpes van y vienen, todos corren y pegan ya es una batalla campal. Don Santiago Rapalín se cruza en el camino de Manuel “Tayson” Huenchelef y recibe golpes. Veo a Eduardo Martínez, caer desplomado producto de una acción tan traidora como cobarde. Don Juan Carlos Díaz y sus asistentes ya estaban en el círculo central con visión privilegiada de los hechos. Alguien enarbola una bandera de tregua y los ánimos momentáneamente se tranquilizan. Al árbitro ya se le había ido el partido de las manos mucho antes de este hecho. Tiene al menos ahora la chance de reivindicarse, poner las cosas en su lugar y poner el partido de una vez por todas sobre rieles normales. Pero no, la embarra más, cuando al llamar a capitanes les indica que el partido se suspende… POR FALTA DE GARANTIAS!!!!, pero amigo las garantías las tiene que dar Ud. DENTRO del campo amonestando y expulsando a quienes pegan, a quienes lastiman!!! Si Ud., cuando ingreso minutos antes de las trece, vio, notó u advirtió cualquier anomalía, cualquier indicio que pudiera afectar el normal desarrollo del partido. Ahí era el momento de pedir garantías, si no las había, no se arrancaba, así de simple. El partido, a su pesar y su proceder, se jugaba. Lo más coherente que hizo fue expulsar a un rival empecinado en no jugar, y a los que el resto de su equipo se plegaron inmediatamente.. Defensores de la Ribera, se preparó para esto, para ensuciar un partido y no querer jugarlo, simplemente esperaban, agazapados la ocasión, y Don Díaz, de profesión árbitro, se hizo cómplice de tan burda artimaña. El gerente de la Liga Sur, Jacinto Cáceres, le ofreció las garantías del caso, lo cual el hombre de Caleta, desestimó. Evidentemente había muestras que marcaban por las claras que el partido le había quedado exageradamente grande al árbitro. Defensores de la Ribera nos estafó a todos los presentes, y lo que es más triste, estafó al fútbol mismo. Protagonizaron un escándalo gigantesco, y automáticamente, tras esto, se pusieron la “pilcha” de víctimas, negocio redondo para ellos que lo idearon así. En un escritorio, dentro de unos días se sabrá la suerte de uno y otro, será el momento de esperar un veredicto. Mientras tanto me voy del Defensores del Carmen con mi bronca a cuestas, simplemente me pregunto casi en vos alta..
SI NO QUERIAN JUAGAR…. A QUE VINIERON????