Era el primer amistoso serio en Japón. La hora de demostrar que la equipación de viaje, la de entrenamiento, la de antes del partido, la del encuentro, los gorros y las bolsas, las bufandas y los chubasqueros, todos del mismo color, tenían una razón de ser. En definitiva, el momento dispuesto para confirmar que uno, no solo parece alguien, sino que es alguien. Alguien como uno de los mejores equipos de la mejor liga de fútbol sala del mundo. No es poco, y ante compromisos como este tiende a parecer demasiado; el peso de la responsabilidad pesa y el pecho a veces se queda atascado a la hora de intentar sacarlo para dar el ‘do’. Quizás por ello, en un primer momento, al Caja Segovia le costó acostumbrarse ante el Srhiker Osaka a las exigencias del guión y tanto epígrafe anterior a la pura competición le descentró. Cuando Hideukki Ikki marcó en un balón rechazado por Cidao, después de que su equipo se aprovechase de un resbalón de Tobe en mitad de la cancha para llevar a cabo un contragolpe, los hombres de Miguel Rodrigo parecían estar aún esperando a que los aplausos sucediesen a la larga versión del himno de España que alrededor de mil personas escucharon en el pabellón de Imabari antes de que diese comienzo el encuentro. La realidad fue que los únicos aplausos que se otorgaron fueron los que reconocían la temprana labor de los japoneses. Los españoles habían vuelto a salir algo dormidos a la cancha y otra vez tenían la misión de remontar, más que al Osaka, a la ilusión de sus jugadores. Lo malo para los locales y lo bueno para los visitantes fue que cuando la ilusión tiene como principal y casi único recurso la velocidad en el juego, el ritmo rápido y la presión asfixiante, suele ocurrir que la técnica, la táctica y la calidad terminan por convencerla de que un grande nace y se hace, y de que puede que el Shriker Osaka haya nacido con aptitudes en este país en el que el fútbol sala esta naciendo y creciendo a velocidades de vértigo, pero todavía le queda trabajo para hacerse. Y eso en partidos serios coo el que jugó el Caja termina siendo letal. Porque los de Miguel Rodrigo pronto se dieron cuenta de qué hacían en esta parte del mundo, en ese pabellón, tan lejos de casa, y después de tener varias oportunidades en ataque y no conceder ni una en defensa, Guga se aprovechó de un error en el despeje en el área del Osaka y fue quien es y quien hacía tiempo que no conseguía llegar a ser: un matador. El Caja iba en línea ascendente y su rival en decadente. El ritmo que los japoneses habían intentado marcar durante los primeros minutos se había intuido caduco y así lo había terminado siendo. La presión cedía intensidad y el técnico local, Adriano, bajó la línea defensiva, aunque nunca renunció a un juego incisivo. Nunca se conformó con cualquier resultado menos la derrota, y eso fue de agradecer en cierta medida, ya que favoreció al espectáculo y a este deporte que pretenden promocionar. En la restante, la agresividad con la que los nipones defendían, cambiando así el miedo táctico que daban los jugadores segovianos por el físico, pudo costar caro a más de uno. De haber jugado en España, más de dos habrían conocido la soledad del vestuario cuando el tiempo aún corre, pero en Japón, mientras el futsal nace y crece a la velocidad de la luz a nivel de jugadores, a nivel arbitral parece ser aún menos que un embrión; hablar del pito perezoso del colegiado merecería otra crónica. Y así, entre la insistencia del árbitro en ausentarse y rebajar su autoridad y la insistente presencia del Caja frente a la meta rival, Guga bajó un balón de Miñambres, se inventó un regate en medio cuadradito de los que formaban el suelo, y consiguió el 2-1 con el que se llegó al descanso. La vuelta de los vestuarios volvió a ser un monólogo del Caja en el que el más aplaudido fue el portero del Osaka. Pero el Caja está en Japón no solo para recibir una bienvenida, sino para ofrecer una bienllegada, por lo que Guga se encargó de transformar el tercero y de asistir a Tobe para conseguir el que supuso el 1-4 final.
“Hemos atacado sin sufrir contragolpes”
Tanto Miguel Rodrigo como el resto de componentes del cuerpo técnico presentes en Japón se mostraban muy satisfechos con el juego desplegado por el Caja Segovia ante el Osaka Shriker al término del encuentro. El técnico concluía que “en un principio ellos han salido fuertes, han sido unos primeros momentos de igualdad porque su ilusión desbordada equilibraba las diferencias en el juego, y así han sido capaces de marcar el 1-0 muy pronto”. Sin embargo, Miguel Rodrigo afirmaba que “unos minutos más tarde de anotar el tanto, nos dejaron maniobrar, nos hicimos con el dominio y nos mostramos muy serios”. Precisamente, el entrenador del Caja Segovia hacía especial hincapié en este aspecto, la seriedad que habían demostrado sus jugadores durante la práctica totalidad de los 40 minutos, y declaró que esta actitud era “fundamental también de cara a todo lo que siembre Caja Segovia como franquicia en este país; hay que tratarles con respeto, no infravalorarles, pero marcando todos los goles que se pueda. En esta ocasión han sido 4, y aunque han podido ser perfectamente 7, en todo momento hemos demostrado respeto”. En cuanto a aspectos que podrían beneficiar al equipo a su vuelta a España, Miguel Rodrigo destacó que “hemos presionado muy bien, tácticamente hemos atacado sin sufrir contragolpes y eso nos sirve para la competición”.
Shriker Osaka, 1; Caja Segovia, 4
Shriker Osaka: Fuiiuara Shun, Matsumia Mitsioshi, Chimoto Takeshi, Ikki Hideuki, Hayashi Kouchei -cinco inicial-. Nurakami Tetsiya, Duda, Yoshinari Kei, Okada Wuataru, Seto Akihito y Nishi Yuske. Caja Segovia: Cidao, Tobe, Nano Modrego, Andreu y Kensuke -cinco inicial-. Guga, Miñambres, Matías y Burrito.
ARBITROS: Shibamura y Miyatani. Amonestaron a Guga por parte del Caja Segovia.
GOLES: 1-0 (minuto 1). Ikki Hideuki. 1-1 (minuto 15) Guga. 2-1 (minuto 17) Guga. 1-3 (minuto 27) Guga. 1-4 (minuto 28) Tobe.
